The Zetter

El hotel boutique londinense The Zetter ha despertado a la anglófila que dormía en mí. O, mejor dicho, que estaba echando una siesta, porque Inglaterra siempre me ha parecido un gran SÍ.
Pequeño (trece habitaciones), con aroma a madera y lavanda, dickensiano, con un uso excéntrico pero contenido del color -es tan británico, eso- y decenas de libros repartidos por las estancias.
Está en el barrio de Clerkenwell (el Londres de los londinenses) y tiene detalles que me fascinaron: el teléfono de marcaje clásico en las habitaciones, los bordados en las sábanas, botellas de agua caliente de lana para el invierno (!), bocadillos de Halloumi y anchoas a horas intempestivas, y huevos a la escocesa para desayunar.




LA TERRAZA MARTINEZ

Si el bar del verano es el Cañete, la terraza que toca es la del Martinez. Con su nombre así, sin florituras: la Terraza Martínez (Carretera de Miramar, 38). Los dos lugares responden al mismo dueño, Jose Mª Parrado, un hombre con carisma.

Una tarde-noche de hace pocas semanas tenía una cita con un amigo, pero no veíamos claro dónde quedar. A él le apetecía vermut y aire libre, sencillez, y yo tenía antojo de un señor arroz. Nos acabaron de convencer las vistas. Nos habían dicho que eran increíbles. Lo son.

Jugamos un rato al futbolín. Perdí porque fui engañada: mi amigo me invitó, antes del partido, al famoso Elixir de la casa, un brebaje misterioso que los de Casa Mariol han creado a medida para la Martínez. Lo que lleva, no lo sé -la receta de la familia Vaquer es secreta-, pero sí sé que de repente mi portero no paraba ni una.

Ensaladilla rusa, mejillones, cinco tipos de arroces a escoger, un servicio nocturno de 'ángeles' (chóferes que te llevan a casa si andas un poco despistado), conciertos, barra de cocktails, habaneras... Vaya, que sí. Que la Martínez es donde hay que estar.






© Fotos: Casa Mariol, Arduino Vanucchi